Cristianos en todo el mundo conmemoran el Domingo de Resurrección como la fiesta central de su fe, celebrando la victoria de Jesucristo sobre la muerte y reafirmando la esperanza de una vida nueva marcada por el amor, la justicia y la solidaridad.
El Domingo de Resurrección, también conocido como Pascua de Resurrección, marca el final del Triduo Pascual y la culminación de la Semana Santa. Esta fecha celebra el acontecimiento más importante de la fe cristiana: la resurrección de Jesucristo al tercer día de haber sido crucificado.
Más que una conmemoración litúrgica, representa un llamado profundo a la renovación espiritual, al compromiso con los demás y a la construcción de una sociedad más justa.
Las iglesias se llenan de fieles que acuden a las misas de resurrección, portando flores, encendiendo velas y cantando alabanzas.
Pero más allá del rito y la tradición, el mensaje central de esta fiesta invita a vivir con alegría, fe y compromiso. Así lo expresó el Semanario Católico Camino en su editorial titulado “Vivamos como resucitados”, donde llama a los creyentes a ser “personas constructoras de paz, solidarios sin fronteras, promotores de la justicia y ciudadanos ejemplares”.
“El pueblo necesita alegría profunda que sale del alma”, destaca el editorial, al tiempo que reconoce que muchas personas viven momentos de angustia, soledad y tristeza. En este contexto, la resurrección se presenta como una respuesta luminosa que da sentido a la existencia y esperanza frente a las dificultades.
La celebración también recuerda que no basta con emocionarse una vez al año. “Ya lo vimos cuando el COVID-19: muchos hicieron promesas de ser más humanos… y el tiempo les borró las buenas intenciones”, recuerda el editorial, que hace un llamado a mantener vivo ese propósito de cambio.
El Domingo de Resurrección invita no solo a recordar un hecho histórico, sino a asumir una actitud nueva ante la vida: más compasiva, más humana y más coherente con el mensaje de Cristo resucitado.