El Papa Francisco falleció este lunes 21 de abril de 2025 a las 7:35 de la mañana, en la residencia Santa Marta del Vaticano, tras varias semanas de complicaciones respiratorias. Tenía 88 años y una salud frágil que se había deteriorado progresivamente desde principios de marzo, cuando fue hospitalizado por una neumonía bilateral.
Su última aparición pública fue el Domingo de Resurrección, cuando, visiblemente debilitado, impartió la bendición Urbi et Orbi desde el balcón de la Basílica de San Pedro. En ese mensaje, volvió a condenar la guerra y la indiferencia ante el sufrimiento humano.
El Vaticano ha dispuesto una capilla ardiente en la Basílica de San Pedro durante tres días, y el funeral será presidido por el Decano del Colegio Cardenalicio. Cumpliendo su voluntad, el Papa Francisco será sepultado en la Basílica de Santa María la Mayor, donde tantas veces acudió a orar antes y después de sus viajes apostólicos.
Jorge Mario Bergoglio: una vida de fe, servicio y reforma
Jorge Mario Bergoglio nació el 17 de diciembre de 1936 en Buenos Aires, Argentina, hijo de inmigrantes italianos. Estudió química antes de entrar al seminario, y más tarde se unió a la Compañía de Jesús, donde fue ordenado sacerdote en 1969. Su vocación jesuita marcó profundamente su estilo pastoral: austero, cercano al pueblo y comprometido con las causas sociales.
Fue nombrado arzobispo de Buenos Aires en 1998 y creado cardenal por san Juan Pablo II en 2001. En el cónclave de marzo de 2013, tras la renuncia de Benedicto XVI, fue elegido como el primer papa latinoamericano, el primero jesuita y el primero en tomar el nombre de Francisco, en honor al santo de Asís, símbolo de pobreza, paz y cuidado de la creación.
Durante su pontificado, impulsó reformas profundas en la Curia Romana, promovió la sinodalidad como forma de gobierno en la Iglesia, y defendió con firmeza a los más vulnerables: migrantes, pobres, víctimas de abusos y pueblos descartados. Su encíclica Laudato Si’ marcó un hito en la reflexión ecológica, y Fratelli Tutti fue un llamado a la fraternidad universal.
El Papa Francisco será recordado por su lenguaje directo, su sonrisa cálida, y su incansable esfuerzo por acercar la Iglesia a quienes están en las periferias. Su pontificado deja una huella imborrable en la historia contemporánea.