Fue una semana en la que pasamos de noche en noche como sonámbulos del asfalto. El jueves, en la Beller 127 que acoge a la centenaria Alianza Cibaeña, el hombre feliz que firma y habla bajo el nombre de Esteban Rosario presentó su más reciente libro, «Los monopolios en la República Dominicana». Colegas y amigos ocupamos un asiento de la institución cultural santiaguera. La ciudadana que firma esta crónica había pasado antes por el Palacio Consistorial porque en el primer piso del edificio que sirve de sede a Cultura se ponía a circular el poemario de Máxima Hernández, «El visible amante». Era una buena jornada para hablar de letras y compartir textos, también para celebrar.

El sábado, día en que Dios y sus seguidores descansamos, hubo chance para sentir las vibras musicales de Arte Vivo. Las legendarias noches, postergadas por una tragedia reciente, se daban para alegría de los habituales de la Benito Monción. Primero, Sistema Temperado, con la dirección del maestro Rafelito Mirabal, luego con Carlos Luis y el cierre maravilloso gracias a Cecilia García. La diva compartió un cuidado repertorio que despertó recuerdos del siglo XX y anhelos del viernes. Mientras repartíamos abrazos a gente que uno ve poco y quisiera ver mucho, los caminos condujeron a las aceras de Atabeyra, donde se charlaron todos los temas, desde el papa León XIV hasta las próximas elecciones, no dejando títere con cabeza. Había que irse cuando la madrugada amenazaba con asomar por la Restauración. «Casi como antes», dijo alguien mientras observaba los distintos grupos que hacían vida en la calle peatonal que conocemos ahora como el Boulevar de los Artistas. Y entonces se cae en cuenta que ese antes queda 6 o 7 años atrás, que la vida rueda calle Del Sol abajo sin detenerse.

Por eso, a pesar del sol y los calores, la lluvia de mayo y sus caídas inoportunas, volvimos el domingo. Hablo en colectivo, no el plural mayestático de los políticos, porque estoy segura de que todos pensamos en lo mismo: la grata posibilidad de encontrarnos, de abrazarnos y ser felices aunque paguemos impuestos. Concón Quemao subió a escena y fue todo lo que debe estar bien. Cantamos a coro con otros grupos, el baile fue la norma. Porque este Arte Vivo 2025 ya pasó y es historia. Del 2026 no sabemos aún. Solo espero que sea completamente como antes.

