Siempre se ha dicho, y la historia lo marca también, que Santiago es la segunda capital del país. El presidente Luis Abinader ha hecho valer este término para convertirla en la sede para Reunión Ordinaria de la y los Jefes de Estado y de Gobierno del Sistema de la Integración Centroamericana (SICA). Dicho de otro modo, la mirada centroamericana se posa en esta urbe monumental, se ponen a prueba las capacidades de acoger encuentros de alto nivel político y protocolar y se crean lazos regionales, una de las premisas del SICA.
Dicen que no hay coincidencias. No obstante, estos días hemos visto resucitar el proyecto del Hotel Gran Cibao, una de las obras privadas cuyo impacto se esperaba para la Serie del Caribe 2008. Y también el Ministerio de Turismo firmó un acuerdo de cooperación con el Clúster Santiago Destino Turístico, con el objetivo de fomentar y fortalecer la imagen del Primer Santiago de América y que sea promovida en mercados internacionales. En meses pasados, se han creado nuevas rutas aéreas que conectan la provincia con ciudades de la región. Y para volver al gobierno, la ampliación de la autopista Duarte es otro aporte coincidente con la causa santiaguera.
Entonces, va tomando forma este Santiago de los Caballeros como segunda capital contemporánea dominicana. Vamos asumiendo con mucha más estructura el protagonismo consolidado durante siglos. Porque el resto ya lo teníamos: crecimiento vertical, desarrollo económico y social. Y tapones. Porque capital sin tapones no es capital. Después hablamos del monte y las culebras.