San Francisco de Jacagua es un distrito compuesto por gente laboriosa, tierras fértiles, hermosas montañas, vistas, ríos y arroyos. Estas tierras tienen el privilegio de ser el lugar donde se fundó el primer Santiago de América y albergar la segunda montaña más elevada del país, el monumento natural Pico Diego de Ocampo.
Sin embargo, no todo es color de rosa. La misma naturaleza nos muestra que somos débiles ante sus bondades y fortaleza. No es un secreto para nadie que somos vulnerables ante las inclemencias de la naturaleza. En momentos de fuertes lluvias, como hoy en día, nuestros ríos se vuelven monstruos capaces de arrastrar todo lo que encuentren a su paso, y eso es precisamente lo que estamos viviendo en la actualidad.
Hoy en día, nuestros ríos están recuperando sus espacios y respondiendo a los errores históricos que como seres humanos hemos cometido. Hemos desarrollado poblaciones en los cauces de los ríos y construido puentes que se convierten en represas de agua cuando los ríos arrastran escombros en su curso.
Mientras no reconozcamos estas realidades en las que vivimos y dejemos de querer pescar en rio revuelto; tratando de culpar una u otra persona por las consecuencias de la fuerza de la naturaleza y de los errores que, como seres humanos, todos, hemos cometido en estas bellas tierras, mientras esto no lo superemos, se nos hará cuesta arriba o en otro termino, se nos hará difícil superar estas debilidades.
Una vez más, se repite la historia y algunos compueblanos siguen queriendo pescar en río revuelto. Es tiempo de entender que es importante que cada uno aporte su granito de arena para salir adelante y demostrarle a la naturaleza que unidos podemos convivir en armonía con ella.
No hacemos nada con criticar sin aportar soluciones.

El autor es Ingeniero Industrial, especialista en Seguridad y Salud en el Trabajo