Santiago. Danny Rivera, junto a setenta músicos en escena bajo la dirección del maestro Amaury Sánchez ofrecieron una noche mágica, histórica e inolvidable al público de Santiago.
Entre hermosas canciones, sorbos de sincronizados arpegios musicales y la complicidad entre Danny y Amaury, transcurrió la velada del sábado en la sala Restauración del Gran Teatro del Cibao.
El recital inició a las 8:45 de la noche con la obertura de fragmentos de las más emblemáticas canciones de Rivera, interpretadas por la Orquesta Filarmónica de Santo Domingo.
Al salir a escena el cantante, la concurrida audiencia lo recibió con una ovación de repetidos aplausos, siendo “Amar o morir” su primera canción.
Con arreglos musicales del maestro Amaury Sánchez, la descarga continuó con “Vivir sin tu cariño”, “Que daría yo”, “Con las alas rotas”, “Mi viejo”, “Amada amante”, “Ódiame” y “Los hombres de rabia lloran”.
Feliz de estar de nuevo en Santiago y conversar con su público, Danny pasó la noche entre anécdotas, chistes y jocosidades que lograron conectar con los miles de fanáticos que le acompañaron.
“Muy amigos”, “Cuando llego a la casa”, “Para decir adiós”, fueron interpretadas junto a la soprano Mónica Plácido, artista invitada desde Puerto Rico.
“Mi hijo”, “Mi árbol y yo” y “Al nacer cada enero”, dieron continuidad a la romántica atmósfera creada en toda la sala.
Con producción de Sánchez, el concierto llegaba a la parte más alta, cuando Danny cantaba “Jesucristo”y luego solo acompañado de guitarra “Mujer abre tu ventana”, “Madrigal”, “Paraíso soñado” y “O sole mío”.
Para despedirse interpretó “Tantos deseos de ella”, “Libre” y “Tu pueblo”, donde el auditorio se puso de pies para ovacionarlo.
“Danny Rivera Sinfónico” representó un viaje inolvidable a través de la insuperable discografía del artista boricua y un bálsamo para el espíritu cargado de melodías que hablaban de amor, desamor y pasiones eternas.