Viene del inglés resilience, que a su vez se deriva del latín resiliens -entis, cuyo significado es ‘saltar hacia atrás’, ‘rebotar’, ‘replegarse’.
Se define como la capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador o un estado o situación adversos.
¿Qué significa ser una persona resiliente? Al ser conscientes de sus potencialidades y limitaciones, las personas resilientes confían en lo que son capaces de hacer. Asumen las dificultades como una oportunidad para aprender. Las personas con un alto nivel de resiliencia son capaces de ver más allá de esos momentos y no desfallecen.
A partir de esta definición, paso a la reflexión de hoy. Nuestro país acaba de vivir un torneo electoral, donde se eligieron 158 alcaldes, 158 vicealcaldes, 1,164 regidores y 1,164 suplentes de regidores. Respecto al nivel de directores distritales, se eligieron 235 directores, 235 subdirectores y 735 vocales. En total se eligieron 3,849 cargos municipales. (Este ha de ser el resultado final, puesto que aún hay demarcaciones pendientes, pues hay reconteo de votos, debido a lo cerrada de la contienda).
Estos 3,849 cargos se escogieron entre 18,197 candidatos, es decir, que unas 14,348 personas no fueron elegidas. Esta reflexión va dirigida a todos, a los ganadores y a los que no fueron favorecidos con la elección popular.
Todos sabían previamente, que las mismas posibilidades de resultar electos, eran las de no salir electos, o al menos, es lo que se supone y aconseja la prudencia. Pero los hay de todo tipo, es decir, los hay sensatos e insensatos, capaces e incapaces, optimistas y pesimistas, y estando consciente de esta realidad, me motiva a estas palabras.
Si usted resultó elegido, muchas felicidades y le deseamos éxitos en su gestión, pero no quiera hacer leña del árbol caído, no se burle de sus oponentes y no quiera humillarlos, la empatía es un valor al que estamos llamados a cultivar. A los que no salieron favorecidos, le llamamos a cultivar y desarrollar la resiliencia, a mantenerse con la frente en alto, a saber, que en ocasiones se cierra una ventana, pero se abre una puerta.
No podemos olvidar que, en muchas ocasiones, perdiendo se gana. No caer en la desesperación, porque eso solo conduce al fracaso.
Quiero resaltar a hombres como los regidores Henry Vargas y Carlos Inoa (el Mello), que fueron elegidos en nuestro distrito, han demostrado un liderazgo y capacidad de convertir intenciones en votos, que tienen todo el cielo abierto para crecer en materia de política. Un Miguel Colomé que tiene un gran reto, para demostrar que puede dirigir este Distrito, y hombres como Wilton Peña, que, aunque no fue elegido, demostró una enorme capacidad de unificación entre los miembros de su partido. Otros, como nuestro director distrital, Miguel Ferreras (El Charro), han de revisar donde estuvo la debilidad y como el fénix, emerger desde las cenizas.
Es tiempo de comprender que toda crisis, encierra una oportunidad. Es tiempo de cultivar la resiliencia y emprender una nueva meta.
Hasta una nueva Reflexión.
El autor es Ingeniero, Locutor y Experto en Seguridad y Salud en el Trabajo.