La Fundación Eduardo León Jimenes y el Centro León develaron el mural Mar y tierra I, del artista Antonio Prats Ventós, en un emotivo acto encabezado por la doctora María Amalia León, presidente de Fundación Eduardo León Jimenes y del Centro León,y el coleccionista Giuseppe -Peppino- Bonarelli, así como miembros de la familia.
La obra, instalada en el Patio Caribeño del Centro León, fue donada por la familia Bonarelli Schiffino, como un testimonio del profundo vínculo que los une con el desarrollo de las artes en la República Dominicana, el afecto compartido por ambas familias y el compromiso por una mejor nación. Mar y tierra I refleja la fusión de la naturaleza, la cultura dominicana y caribeña, y simboliza la contribución de la familia al panorama artístico del país.
En su intervención, la doctora María Amalia León expresó que «Hoy el Centro León recibe Mar y tierra, resultado de la afición de la familia Bonarelli de atesorar, coleccionar y preservar el arte, así como los vínculos con nuestra familia. Lo hacen, como todo coleccionista responsable y apasionado, por amor a las obras de arte, pero también y a través de ellas, por amor a la vida; sabiendo que es una manifestación que pertenece a la humanidad y, por tanto, es necesario mostrarlo, compartirlo y hacerlo conocer». Además, dijo «Recibimos un mural que el maestro Prats Ventós creó para el restaurante Vesuvio. La obra le fue comisionada por el arquitecto Benjamín Paiewonsky Batlle, y a quien rendimos tributo de recordación por su tan reciente partida. A él también se le dedica esta apertura, con admiración y respeto».
Por su parte, Giuseppe -Peppino- Bonarelli, compartió con emoción anécdotas familiares y dijo que Mar y tierra es un homenaje a las riquezas naturales de este hermoso país y a la relación especial que han formado con su gente a lo largo de los años. «Este mural es una muestra de gratitud, de la relación especial que hemos construido en El Cibao a lo largo de 70 años. Es nuestro deseo que esta obra siga siendo disfrutada por los visitantes al igual que en el Vesuvio, como un legado de los momentos inolvidables que compartimos».
Además, el empresario Enzo Bonarelli y José Ramón Prats, hijo del artista, compartieron detalles del proceso de producción inicial del mural, que posee gran simbolismo y fuerza visual, a través del arte tradicional del mosaico. En su elaboración se utilizaron materiales importados pensados para su permanencia en el tiempo, como cerámicas venecianas (mosaicos de vidrio) y láminas de oro de 24 quilates.
La obra, de 44 piezas de distintos tamaños, fue trasladada desde su emplazamiento original al Centro León, luego de un trabajo de cuidadosa restauración a cargo de Ruahidy Lombert. Dos de las piezas fueron entregadas durante el acto a la familia Bonarelli, por el apoyo al desarrollo de las artes en el país, respaldando iniciativas como las de la Fundación Eduardo León Jimenes, que enriquecen el panorama cultural dominicano.
La actividad contó con la presencia de Rosina -Rossy- Schiffino de Bonarelli, María, Gaetano y Rosario Bonarelli Pascale, y sus familiares; María Elena Aguayo, directora ejecutiva de la Fundación Eduardo León Jimenes; María Luisa Asilis, directora ejecutiva del Centro León; Luis Felipe Rodríguez, gerente de Programas Culturales, así como de artistas, curadores, autoridades y representantes de instituciones culturales, quienes destacaron la importancia de este gesto para el arte del muralismo y su valioso aporte al contexto cultural de la República Dominicana.
Sobre Antonio Prats Ventós
Nació en Barcelona, el 24 de junio de 1925, y arribó a la República Dominicana en 1940. Proveniente de una familia de artistas, se formó en un entorno marcado por las bellas artes, lo que le permitió desarrollar una profunda conexión con la creatividad. A lo largo de su carrera, fue galardonado en diversas Bienales y participó en exposiciones nacionales e internacionales, en lugares como Puerto Rico, España y Nueva York.
En 1969, presentó su primera exposición de esculturas en metal. Diez años después, en 1979, realizó una exposición retrospectiva que reunió 232 piezas representativas de su obra. En 1994, fue condecorado por el Rey Juan Carlos I de España, y el Centro Cultural de España en Santo Domingo nombró una de sus salas principales en su honor. En 1995, recibió el Premio Nacional de Artes Plásticas de la República Dominicana, en reconocimiento a su destacada trayectoria.
A lo largo de su vida, exploró diversas formas artísticas, pero fue en la escultura donde dejó una huella indeleble. Falleció el 13 de abril de 1999 en Nueva York. Su legado perdura y sigue siendo una influencia significativa en el panorama artístico de la República Dominicana.