El inicio de un nuevo año siempre trae consigo la ilusión de cambiar, mejorar o alcanzar sueños postergados. Sin embargo, es común que al pasar los meses muchas de las metas propuestas se queden en el aire. Esto no sucede porque se carezca de voluntad, sino porque a menudo se plantean objetivos demasiado generales, poco claros o difíciles de integrar en la rutina diaria.

El psicólogo clínico Julio Villafaña, director del Centro de Tratamiento Psicológico e Hipnosis Clínica Salute, explica que «un objetivo bien planteado es aquel que no solo motiva al inicio, sino que también puede visualizar como posible y deseable a lo largo del año».

Lo importante, añade, es priorizar lo que realmente importa para el crecimiento personal o profesional y no dejarse llevar por la presión de resolverlo todo al mismo tiempo.

Para lograrlo, Villafaña sugiere apoyarse en estrategias prácticas que permitan avanzar con constancia y evitar el agotamiento.

A continuación, el director de  Salute ofrece una guía sencilla para que puedas transformar tus intenciones en acciones concretas, sostenibles y, sobre todo, alcanzables.

Define metas específicas y realistas. Evita objetivos vagos como «ser más saludable». En su lugar, concreta: «hacer ejercicio tres veces por semana» o «reducir el consumo de azúcar en un 20%». Mientras más clara sea la meta, más fácil será trabajar hacia ella.

Establece prioridades. Es fácil sentirse abrumado al intentar hacer demasiados cambios al mismo tiempo. Identifica las áreas más importantes para ti, ya sea salud, finanzas, relaciones o desarrollo personal, y enfócate en una o dos metas principales por categoría.

Utiliza la técnica SMART. Asegúrate de que tus metas cumplan con los criterios SMART: específicas, medibles, alcanzables, relevantes y limitadas en el tiempo. Por ejemplo, en lugar de «quiero leer más», plantea: «leer un libro al mes durante el 2025».

Divide las metas en pasos pequeños. Grandes objetivos pueden parecer abrumadores, pero dividirlos en tareas manejables los hace más alcanzables. Si deseas ahorrar dinero, comienza calculando cuánto puedes reservar semanalmente o mensualmente.

Crea un plan de acción. Escribe tu meta, el motivo detrás de ella y los pasos necesarios para lograrla. Considera utilizar herramientas como calendarios o aplicaciones de organización para mantener el seguimiento de tus progresos.

Establece fechas de revisión. Revisa tus metas periódicamente para evaluar tu progreso y realizar ajustes si es necesario. Puede ser útil hacerlo al final de cada mes para mantenerte en el camino.

Celebra los logros intermedios. Reconocer tus avances, por pequeños que sean, te mantendrá motivado. Celebra cada paso hacia tu objetivo como una victoria.

Anticipa los obstáculos y busca apoyo. Piensa en los desafíos que podrían surgir y cómo podrías enfrentarlos. También puedes compartir tus metas con amigos o familiares que te apoyen y te ayuden a mantenerte enfocado.

“Establecer metas alcanzables no solo mejora tu confianza, sino que también te acerca a una versión más realizada de ti mismo. El 2025 puede ser el año en que realmente hagas la diferencia”, concluye Villafaña.