Durante los 38 años que lleva ejerciendo su carrera, la ética ha sido parte de la forma y la práctica profesional de la doctora Celia Rodríguez, valor que asegura llevó a sus consultas desde el seno de su hogar. Se inclinó por la medicina, porque aprendió desde su infancia, con la pérdida temprana de su hermano, que perder la salud puede tener consecuencias que afectan lo más importante: la vida misma. Con su ejercicio en el Hospital Metropolitano de Santiago y en la Clínica Corominas y, previamente, en la Clínica Dr. Bonilla, procura brindar consuelo, mejorar una enfermedad y que el paciente sufra menos, pues ayudar a disminuir el sufrimiento humano le hace bien.

  1. NÚCLEO FAMILIAR

 Soy la hermana mayor de 5 mujeres, el proyecto de vida de nuestros padres fue que fuéramos profesionales y así fue. La experiencia de una familia numerosa es bonita, formamos un núcleo familiar dónde nos apoyamos, somos hermanas y amigas; como mayor era responsable de las más pequeñas. Tuvimos un hermano varón que iba después de mí, mis hermanas no lo conocieron, él murió cuando yo tenía como dos años, es increíble cuánto lo recuerdo, eso me marcó definitivamente, le pedí a mi padre verlo, y me preguntó si iba a ser fuerte, no recuerdo que le respondí pero él me lo mostró, recuerdo su ropa, la forma que estaba recostado, quedé por mucho tiempo extrañándolo y preguntando por él hasta que entendí lo que era la muerte”.

  1. CONTRASTE

Tuvimos un contraste en nuestra crianza, por un lado mami era violinista y estudió administración del hogar, nos enseñó a coser, cocinar, etiqueta y protocolo, una educación muy esmerada. Al ser artista todas tenemos esa tendencia, fuimos a Bellas Artes cada quien en el área que le gustó, yo estudié guitarra, canto y participaba en las veladas escolares, también me gustaba la pintura, esa etapa de mi vida fue muy completa y entretenida. Mi papá a los 15 años me enseñó a conducir y a disparar un arma, porque había que ser fuerte, nos criaron por un lado damas y por otro lado fuertes.

  1. VOCACIÓN

Sabía que iba ser médico desde pequeñita, mis juguetes eran de medicina, me atrevía a ver cuando estaban inyectando, cuando estaban curando participaba, siempre me ha gustado ayudar a los demás, por eso elegí Medicina, no tuve confusiones, no tenía dudas, yo nací para ser médico y si vuelvo a nacer probablemente por ahí mismo me incline. Me gusta servir, me gusta ayudar a los demás, dar un aliento de esperanza. He tenido muchas experiencias bonitas de personas que llegan donde mi sin siquiera conocerme, por la fe de gente que ya me ha conocido, mucha gente que viene buscando ayuda y he podido dársela, eso es muy satisfactorio”.

  1. ESPECIALIDADES

Elegí Medicina Interna porque es lo que más se parecía a lo que yo quería hacer, porque el internista ve a la persona como un todo, y al integrar todo lo que tú presentas te puede ayudar porque no te va a ver por pedacitos, el ser humano es uno solo y aunque la medicina se ha diversificado y ha sido muy bueno para el avance de la medicina, siempre se necesita un médico de cabecera que te conozca y te vea como un entero, y así es la Medicina Interna, no te fracciona. Luego, con el interés de realizar una práctica preventiva, me motivé a especializarme en Nutriología Clínica, pues con la alimentación puede controlarse enfermedades como dislipidemias -colesterol y triglicéridos elevados- diabetes mellitus, hipertensión arterial, obesidad, la obesidad inclusive se asocia con algunos tipos de cáncer”.

  1. LABOR SOCIAL

Como médico internista comencé a trabajar en la policlínica de Cienfuegos y pude hacer una labor social muy bella, me integré mucho a las fundaciones que habían en el área de la comunidad, pude integrarme con personas muy necesitadas, soy miembro y cofundadora de Semiluz, voluntaria en la Fundación SSM, así como voluntaria prestando servicios de salud en congregaciones religiosas de la Arquidiócesis de Santiago. Estoy muy activa, no me puedo mantener estática, me gusta ayudar, participo donde se me necesite, esa labor social me llena, me hace sentir que estoy retribuyendo todas las bendiciones que he recibido en mi vida”.

  1. DOCENCIA

Fui profesora por asignatura de la carrera de Medicina en la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra y en la Universidad Tecnológica de Santiago. La docencia es una experiencia muy gratificante porque no te quedas con lo aprendido, soy muy apasionada con la educación médica continuada, no me detengo, he hecho ya seis diplomados, la medicina es un aprendizaje constante, y eso es apasionante, porque cada vez hay más descubrimientos, nuevas guías, nuevas pautas y tú te vas envolviendo en eso, eso me entusiasma muchísimo, no me puedo quedar con los conocimientos, por eso soy conferencista, ya no imparto docencia en las universidades pero sí a esos médicos jóvenes que están en formación en las residencias médicas del Homs y de Corominas, en el entrenamiento de Medicina Interna”.

  1. FAMILIA

Tengo 32 años de casada con el doctor Carin Mustafá, procreamos esta familia de 3 hijos: Laura Carina, Juan Abraham y Karim Enmanuel. El momento más feliz de mi vida es el nacimiento de mis hijos. Tuve muchos problemas, no para concebir sino para mantener los embarazos, por ejemplo con la mayor estuve acostada desde los 4 meses por amenaza de parto prematuro, ella nació prematura pero nació bien relativamente, cuando a uno le ponen su bebé acabado de nacer y tú ves que tu bebé está completo, que está bien, que está vivo, eso es una alegría que no tiene precio ni comparación. A mis hijos no los crió una nana, mis hijos los criamos mi esposo y yo. Le dimos disciplina, formación, educación y mucho amor”.

  1. NIETOS

Ya tengo nietos, soy abuela de 3 nietos y eso es tan bueno. Yo amo a mis nietos como si fueran mis hijos, y se disfruta mucho, porque a los abuelos no les tocan los trasnoches ni la corrección. Yo lo único que tengo que hacer es disfrutarlos y consentirlos, y lo estoy haciendo a plenitud, es una etapa de mi vida muy linda que estoy disfrutando plenamente, estoy muy feliz de ser abuela”.

  1. RECONOCIMIENTO

Inolvidable para mí es el reconocimiento como internista del año que me acaba de hacer la Asociación Dominicana de Médicos Internistas. Fui del grupo de jóvenes entusiastas que fundó la asociación, la vi nacer, la vi crecer, siempre he estado integrada a todas sus actividades; y después de 38 años he sido merecedora de recibir los reconocimientos que ideamos cuando la fundamos, eso es emocionante, gratificante, que tus propios compañeros, inclusive médicos jóvenes, hayan decidido que era merecedora es doblemente satisfactorio, significa que el ideal que tenía de profesionales que respetaba y admiraba en esa época, hoy me he convertido en uno de ellos.

  1. PANDEMIAS

He vivido muchas epidemias, imagínate tengo 38 años trabajando en la medicina, he trabajado todas las epidemias que desde hace tiempo han llegado, pero hay dos pandemias que han marcado la humanidad: el Sida al comienzo de mi carrera, y en esta etapa de mi vida el Covid, eso ha sido interesante. Cuando el Sida comenzó se murió mucha gente, era triste y doloroso, y hoy día la gente con Sida tiene sus medicamentos y dura años y años bien, no como antes que todo el mundo se moría”.

Lecciones

«Mis padres nos enseñaron el bien y el mal, la fe inquebrantable en Dios, a seguir el camino correcto, porque todo se paga en esta vida”.

Filosofía

«Hay que tratar bien a los demás, hoy estás en una posición y no sabes mañana, hacer el bien sin mirar a quién ha sido mi filosofía de vida”.

Hábitos saludables

«Una adecuada alimentación nos ayuda a tener buena salud. La salud es el mejor premio. La tenemos y no apreciamos su importancia”.

Plenitud

«No cambiaría nada: de lo malo aprendí y lo bueno lo disfrute, he sido una persona plena”.