Hoy en día la mujer tiene muchos retos y responsabilidades de toda índole, algunas han tenido que ser mamá y papá. Cuidar su familia, estudiar, trabajar y luchar día a día para seguir de pie.
La realidad es que para poder cuidar nuestros seres queridos debemos cuidarnos nosotras.
Leí esto y quise compartirlo:
“No tienes que darte cuenta de todo, no tienes que ser súper madre, súper esposa, súper ama de casa, súper profesional, súper mujer…
Pues cuando tu cuerpo pida arreglo, VAN A SER POCOS los que recordarán que trataste de ser todo en una sola.
Así que deja la casa para después, ve a caminar, ve al parque, comienza por ir al gimnasio, cómprate una lonchera, ve al salón, duerme hasta que quieras, ponte la ropa que te gusta, sé tú, cuídate, ámate, y hazlo exclusivamente por ti!
El hijo crece, el empleo encuentra reemplazo rápido, la casa se va a ensuciar de nuevo, pero tú,
puede ser que no tengas una segunda oportunidad”.
Lo más importante, busca las enseñanzas divinas de Jesús, ten comunión con Dios, busca su Presencia en intimidad y sus consejos divinos, no descuides nunca tu relación con El.