Sucede que hoy no sabía qué contar. Ha costado más de un café avanzar estas líneas, justo hasta este punto. La mañana laboral me amenaza con dejar en blanco la página y dedicarme a corregir asuntos corporativos, tomar el autobús y dejar a mi editora esperando mi correo en su nueva residencia. Preguntará si tendremos crónica hoy y yo le diré que sí, que me dé hasta el mediodía que anoche no se pudo nada. Volveré a esta página e intentaré discernir si hablo del cortometraje «Zemí» que Víctor Arturus presentó en Utopía, pero tal vez deba escribir más y mejor sobre esta pieza audiovisual que nos hizo sentir orgullosos a todos los que conocimos a Víctor siendo un niño y hoy ostenta cédula como nosotros.
Sacudo la cabeza y veo que las horas mañaneras avanzan. Quizás pueda hablar del próximo concierto de Eddy Herrera en Santiago y recordar que yo lo vi cuando se presentó en el 1992 (si la memoria poscovid no me traiciona) en el auditorio del Colegio Padre Fortín, de donde egresamos como bachilleres, en promociones diferentes (hay que decirlo porque Eddy sigue igual como mis ojos de niña lo vieron cantar). Dejaré la nostalgia estudiantil para luego.
La enumeración de opciones me deja con lo de anoche… Estuve sentada detrás, pero vale decir que todos nos sentimos en primera línea con los testimonios de Milvio, Thimo y Bernard sobre la historia dominicana y la Guerra de Abril. Los dos primeros presentes, vivos y coleando, el otro a través de sus fotos, todos en el Centro León. Me tomo la confianza de escribir sus nombres y no sus apellidos porque después de tres horas, uno se siente ya familia. La exposición de fotos sigue allí, en la 27 de Febrero #146. Yo ya me tengo que ir a La Vega y debo enviar esta crónica.