Después de las vacaciones, nada más delicioso y placentero en la vida laboral que hacer puente. Y no hay que ser ingeniero ni albañil para levantar esa obra. Basta con que aparezca un día feriado martes o jueves para que se levante en el calendario esa curva maravillosa que construye un fin de semana largo.  

Hacer puente es un privilegio (aunque yo creo que debería ser un derecho). Hoy, por ejemplo, algunos transitan ese puente que fabricaron con el jueves de Corpus Christi, que es día no laborable e inamovible en este país caribeño. Así, habrán salido de las oficinas en mayo y volverán en junio.  

Mientras el resto trabaja, los que hacen puente se liberan de las horas pico y los tapones, salen de la ciudad hacia playas o ríos, incluso toman un vuelo para ir “allí de un pronto”. La hora de almuerzo se disfruta sin prisas y Santiago se abre a cualquier hora para cualquier cosa.  

2024 trae tres feriados potables para puente. Ya han pasado dos (Independencia Nacional y Corpus Christi), nos queda uno: Nuestra Señora de las Mercedes el martes 24 de septiembre. Así que organicen su diagrama de flujo y gestionen ese cruce feliz para recargar energías y compartir con la gente.  

Me confieso una abanderada de hacer puentes y promover su construcción sin ser agente inmobiliaria, pero fiel creyente en que las pausas y el tiempo libre nos hacen más felices. Y la gente feliz trabaja mejor.