El título de hoy suele ser mi sentencia cuando la temperatura sobrepasa los 23 grados agradables al que estamos acostumbrados los ciudadanos de la hidalga monumental. «Nada es como antes», dirá alguno con gesto resignado, como si no hubiéramos puesto nuestro porcentaje contributivo al cambio climático.
El punto es que hace calor, en todas partes y a todas horas. Y cada vez, los pronósticos del clima siguen augurando nuevos fenómenos atmosféricos que abonan a las altas temperaturas y las lluvias inesperadas.
En días como estos, se valora cualquier sombra urbana (sea un árbol o un toldo). Y se puede trazar una ruta peatonal para aprovechar el aire acondicionado en un tramo intermedio de la calle Del Sol: basta con ir de La Ópera hasta la Sirena, para evadir el sol en las calles Duarte, España y 30 de Marzo.
También se vale hacer campamento temporal en el segundo piso de El Encanto o el Mercado Modelo, incluso las filas de los bancos no se sienten tan largas ahora. Bien vale la pena esperar un poco más, hasta que una nube esconda el sol por un rato o el peso de las horas haga caer el atardecer. Entonces, cualquier punto de esta urbe nos convoca al junte con los humanos, sorber un jugo o destapar una botella. Y comentar «la calor que está haciendo» mientras respiramos con la certeza de que al menos, por hoy, hemos sobrevivido.