Santiago. La reconocida artista española, Pasión Vega, cautivó al público del Gran Teatro del Cibao con una actuación apasionada y llena de energía. En el primero de dos conciertos en el país, la talentosa cantante demostró por qué es considerada una de las mejores intérpretes de su generación.
Desde el inicio del concierto, las teclas del piano resonaron en el escenario mientras Pasión Vega irrumpía con su interpretación de «Tonada de Luna Llena». Un público entusiasta, ansioso por escuchar su música, disfrutó de una descarga musical que abarcó diferentes géneros como flamenco, copla, bachata, bolero y música pop. Durante el concierto, la artista también rindió homenaje a destacados músicos como Joan Manuel Serrat, Rocío Dúrcal y Juan Luis Guerra.
«Gracias Santiago. Es una bendición, un regalo enorme de la vida darme la oportunidad de volver a esta tierra bendita y este teatro tan fantástico. Venimos a regalarle un viaje por el Caribe musical, un Caribe musical tan grande, tan extenso que llegó hasta mi sur, y esa es la música que les traemos esta noche. Gracias por viajar con nosotros y por dejarse contagiar por nuestra pasión», expresó Pasión Vega emocionada al iniciar su actuación.
La entrega de Pasión Vega continuó con temas como «Volver a volar», «Lorca Sonoro», «Habanera de Cádiz», «Noches sin luna» y «La bien pagá». Con su potente y versátil voz, la cantante española demostró su habilidad para la actuación, cautivando al público presente.
Después de interpretar «Querría», un solo de piano generó aplausos entusiastas, anunciando la llegada del tema «Gracias a la vida», que fue seguido por una vibrante interpretación de bachata con el tema «Natural». La velada continuó con «María se bebe las calles» y «Tan poquita cosa», esta última dedicada a su hija Alma.
Con el tema «La gata bajo la lluvia», Pasión Vega rindió homenaje a Rocío Dúrcal, seguido de una canción dedicada a su ciudad natal, Málaga, titulada «Malagueña salerosa». Deslumbrando con su prodigiosa voz, la artista se autoproclamó «Malagueña dominicana».
Al anunciar que la siguiente canción era una que todos habían bailado y besado, inició un homenaje a Juan Luis Guerra interpretando un popurrí que incluyó «Cuando te beso». Luego, invitó al público a prepararse para bailar un poco más y entonó «Bachata Rosa», seguida de «Frío, Frío» y «Ojalá que llueva café», despertando el orgullo dominicano. Con la interpretación de «Mediterráneo» homenageó a Joan Manuel Serrat.
Cuando Pasión Vega se disponía a cantar su última canción, el público aclamó otra más. La artista complació a sus seguidores y se sentó sobre el piano, tocado por su director musical desde hace 20 años, para cerrar su actuación con «La bohemia» y «Lucía». Emocionada y empapada de lágrimas, Pasión Vega proclamó que la vida merece ser vivida con alegría y entusiasmo, y cantó con un espíritu festivo, exclamando «fuera pena, viva la alegría», mostrando también sus habilidades para el baile.

Otras luces del espectáculo
Además de su brillante actuación, Pasión Vega abordó temas sociales durante la noche. Hizo referencia a problemas que afectan a la humanidad, como la violencia doméstica y los desafíos migratorios, dedicando una canción a todas las personas que atraviesan océanos y campos de refugiados en busca de una nueva vida. También mencionó los problemas de tráfico en el país, exhortando a tomar medidas para solucionarlos, ya que su viaje desde la capital hasta Santiago se prolongó más de lo esperado.
La producción del concierto, a cargo del empresario César Suárez Pizano, llegó a Santiago como parte de un plan piloto para traer artistas de renombre al Gran Teatro del Cibao y fortalecer aún más la oferta de entretenimiento de alta calidad en la ciudad.
La noche de Pasión Vega en el Cibao fue memorable, llena de emociones y una muestra de su indudable talento. Su entrega apasionada y versátil dejó una huella imborrable en el público, que disfrutó de una velada musical inolvidable.