Ya lo había dicho en Twitter: cada vez que escribo «la vida es un ratico» honro la brevedad de la vida frente a la pérdida de un ser querido o cercano. Pero, al mismo tiempo, la vida se compone de esos raticos que vamos compartiendo con la familia biológica, legal, laboral y esa red de amigos que tejemos desde el primer suspiro hasta el último aliento. 

En los últimos meses, he honrado muchas veces los raticos. Puedo empezar por recrear esos raticos que, como reportera de revista, fui compartiendo con los colegas del periodismo santiaguero, esos pocos minutos entre un servicio y otro, entre «ya yo fui allí» y el «¿tú fuiste allá?», en aquel Santiago que tenía bares favoritos para las ruedas de prensa, una sola calle en Los Jardines para presentaciones de nuevos productos y restaurantes para encuentros de todo tipo.

En ese Santiago de principios de siglo XXI, me tropecé con tantos jóvenes cuya destreza con la luz y las sombras hacía eternas en fotos las selecciones de entre dos a cinco personas (a veces más), que Grisbel Medina Rodríguez me enseñó a marcar para las notas sociales en el decano de la prensa nacional. De lunes a viernes (incluso hasta domingo), todos coincidíamos en esa vida social nocturna y activa, pero ajena, que es el periodismo de sociales. 

Sin embargo, bastaba ese ratico, ese intercambio breve para descubrir la gentileza y la capacidad de servicio en unos y otros. Y esos instantes trascendieron la rutina laboral y se volvieron la amistad que renace cuando ya no coincides tanto.

Han pasado casi 18 años desde que pisé una redacción de un periódico y firmé la primera nota. Santiago ya tiene otras calles favoritas, hay nuevos restaurantes y (sí, lo repetiré otra vez) tenemos tapones terribles. Y la sonrisa y simpatía de Alex Reynoso se mantuvo igual, inmune al cansancio y el tiempo. Siempre me quedará ese último abrazo en la Benito Monción en una de las noches de Arte Vivo en marzo, acompañado de su familia, feliz porque Shadday seguía mejor y «salúdala que anda cerca». Saludemos, abracemos, encontrémonos ahora, que andamos cerca.